COLRUN

EL SUEÑO

Mi primer corto, mi corto de universidad y mi sueño cumplido. Cuando entré a la universidad, lo hice con hambre de aprender, de entender cada proceso para poder aplicarlo en mis proyectos. Lo que más me motivaba a seguir haciéndolo era saber que todo eso quedaría reflejado en una obra y que el medio sería un corto.

Cuando estudiaba primero de bachillerato, un día vino a clase de Dibujo Artístico una antigua alumna que había estudiado lo mismo hacía apenas 3 años. Estuvo hablando con la profesora, para posteriormente dirigirse a nosotros y hablarnos de sus estudios. Ella había hecho una diplomatura en Cine de Animación en la ECAM, justo lo que yo quería estudiar (un año más tarde se disolvió esa titulación). Nos enseñó su corto de animación y fue ahí donde abrió mi mente y darme cuenta de lo que podían hacer estudiantes de animación. Era mi primera referencia en España. Había visto algunos otros extranjeros e incluso alguno español como El vendedor de humo, pero sabía que estaba dirigido por profesores y además la escuela Primer Frame estaba en Valencia, así que no podía permitírmelo.

En el grado que estudié, se adjuntaba una formación en Laboratorio de animación, donde durante los dos primeros cursos podríamos elegir la temática y en los dos últimos haríamos el ansiado corto. Estando en segundo, veía como los alumnos de cuarto lo estaban pasando mal para avanzar en su su corto. A causa de mi interés por preguntar a los alumnos de un curso superior, me ofrecieron la posibilidad de ayudarles en su corto, lo que me venía genial para aprender todo lo posible y al año siguiente aplicarlo en el mío.

LA IDEA

Cuando llegué a tercero, había hablado con un amigo sobre de qué haríamos el corto, aunque aún no lo teníamos claro. La elección del tema no era nada sencillo. El mecanismo para elegirlo consistía en hacer un pitch a los otros alumnos y algunos profesores y conseguir reclutar al menos un equipo de cinco personas. Convenciendo a algunos compañeros, conseguí algunos concepts, referencias y la idea general del corto, ni si quiera un guion.

Por suerte, lo conseguí. No fue una tarea sencillo, me llevó un año más de lo esperado y todo por ambicioso y no saber medir lo que se tardan en hacer las cosas: lección aprendida. Algo que me desalentaba constantemente era escuchar que no lo conseguiría. Los alumnos de los años anteriores acabaron abandonando sus proyectos por exceso de ambición, falta de organización e incluso a veces desconocimiento del proceso. Además, como no era una asignatura que formase parte de la carrera y no era indispensable para conseguir el título no había aliciente para terminarlo.

Ahora tocaba empezar por el principio: el guión. El verano de antes me había puesto a estudiar libros de guion como Manuel del guionista de Syd Field, El guion de Robert McKee y todo lo que encontraba relacionado con contar historias. Afortunadamente, sabiendo que era un punto débil de sus alumnos y que la asignatura de guión estaba en cuarto, la universidad decidió impartirnos un taller de narrativa. Fueron unas pocas clases a lo largo de dos meses que nos vinieron muy bien. A partir de ahí, ya pude saltar con los storyboards, mientras otro equipo en paralelo comenzaba con el modelado de los escenarios. Para el storyboard tuve la suerte de poder contar con María Pareja, una excelente artista de quien estoy muy orgulloso de haber podido compartir tantos momentos juntos y aprender de ella.

El diseño de personajes corrió de la mano de Alex Relloso, otro crack que a día de hoy es uno de mis referentes. Con ese equipazo era más fácil saber lo que querías, gente que te hace el largo camino de hacer un corto, un poco más sencillo.

EL PRINCIPIO DEL FIN

A los pocos días de haber vuelto, me contactó mi antiguo profesor de layout en U-tad paraofrecerme trabajar mano a mano con Javier Fesser, que justo había ganado el Goya a Mejor película el año anterior por Campeones. El trabajo consistía en ayudar a hacer una previs para su próxima película, Historias Lamentables. Oportunidades así se presentan pocas veces, así que muy a mi pesar porque sabía que me haría avanzar más lento en COLRUN, dije que sí. Lo bueno es que me permitían trabajar desde casa varios días a la semana y eso me dejaba tiempo para viajar a Tenerife, donde tenía a mi pareja. No fue un trabajo fácil porque querían tener toda la previs de la película en dos meses y sólo tenía a otro compañero que ni siquiera tenía experiencia en previs/layout.

Si a esto le sumas que tuvimos que usar un programa que es la analogía del Paint al 3D, porque era el único que podía usar el director, no fue trabajo sencillo. La exigencia era alta y yo tenía que seguir avanzando en el corto y este trabajo me dejaba el tiempo justo. Además en verano todo se ralentiza por las vacaciones y porque para qué mentir, a nadie le apetece trabajar en un proyecto colaborativo pudiendo salir fuera. Lo que fue un impulso es que Pablo terminó la universidad ese mismo verano y él podía avanzar lo que no podía hacer yo.

Terminé este trabajo y por fin pude centrarme al 100% en el corto. Bueno, miento, al 100% no, porque me llamó otro profesor para preguntarme si me interesaba dar clases de Maya en otra unviersidad. Viendo que no era un trabajo complicado y que no me quitaba mucho tiempo, acepté para seguir tirando de miento dinero y no pedir a mis padres (ya se me acababan los ahorros).

Era Septiembre y el corto ya estaba muy avanzado, podría decir que al 90%. Fue gracias a Andy y Pablo por ayudarme a enfocarme en lo importante que pudimos llegar hasta ese punto. Durante los siguientes meses le di bastante caña. Empezamos a tener versiones del corto con gran parte de los planos renderizados y fue en este momento donde busqué un encargado del sonido. En esta etapa me ayudó Gonzalo, mi antiguo profesor de edición y el que me conseguí el trabajo de profesor.

Gonzalo había trabajado también en otro centro educativo donde tenían formación de sonido, así que puso en contacto a la U-tad con este centro para poner un alumno con el sonido. La música corrió por parte de Rafa Hickey, quien contactó conmigo a través de Artella. Y así, a diciembre de 2019, tras un largo viaje de altibajos, tras miles de horas tras la pantalla, muchos renders y el esfuerzo de un gran equipo, COLRUN se terminó. A pocos días de mi cumpleaños número veinticinco, proyecté el corto delante de un grupo reducido de gente en un evento que organizó la U-tad.

Tres años para cuatro minutos. Cuatro minutos que representan un largo camino en el que se tomaron muchas decisiones para que fuese de esa manera y no de otra. Cuatro minutos a los que acompañan unos créditos con cincuenta nombres distintos. Todos ayudaron a que ese sueño fuese posible y desde aquí agradezco de todo corazón al equipazo con el que conté. Y hasta aquí esta entrada, te dejo con el corto.

Espero que lo disfrutes tanto como yo lo sufrí :)

EL VIAJE

Aún con todo, faltaba una pieza clave, alguien que poder tener al lado y trabajar mano a mano durante todo el proyecto. Esa persona sería Pablo Aguilera. Sin Pablo, no habría podido acabar el corto. No sólo por ayudarme a distribuir la carga de trabajo, si no por el apoyo moral, por no sentir que andaba solo y sobre todo porque su actitud. Él, al igual que yo, tenía ganas de aprender y eso me motivaba a no poder abandonar el barco.

Para formar equipo, pusimos el corto en Artella, una plataforma de proyectos colaborativos, pero la universidad no nos dejó incorporar a nadie ajeno a la U-tad y esto nos desanimó un poco porque se había ofrecido gente con muy buen nivel a ayudarnos. A día de hoy, lo entiendo perfectamente porque al fin y al cabo lo que ellos quieren vender es que el proyecto está hecho al completo por alumnos, aunque al final sí que necesitamos algo de ayuda extra para acabarlo. Sin embargo, seguimos usando Artella durante mucho tiempo como plataforma de pipeline, archivos y notas.

Hasta donde sé a día de hoy Artella ya no es gratuita, pero sigue en activo para empresas. Hay un punto en el recorrido de hacer un corto que es muy duro. La gente se va cansando o los que ya han hecho lo que buscaban para sacar material para su reel ya se bajan del barco. Es ese momento, donde has remado lo suficiente para no ver el puerto de partida, pero viendo todo lo que queda por hacer, tampoco ves el de llegada. Ahí es más fácil ver motivos para dejarlo que de seguir.

Entiendes porqué otros lo dejaron y no les culpas. Además, tener que seguir con las asignaturas, tratando de hacerlo lo mejor posible no es fácil. Ver que hay gente que avanza en su reel y hace proyectos pequeños te hace a veces perder el foco y que las ganas de vayan a alguna nueva idea más que a ese gran proyecto que es un corto de estudiante. Aquí voy a meter una frase que escuché en una charla de Dani Lara (otro referente):

“El estado natural de un corto de animación es no acabarse”

En el verano entre tercero y cuarto me puse a trabajar. Vi que me hacía falta dinero para un ordenador potente para los renders que me exigía COLRUN y conseguí un trabajo como camarero/ repartidor. El problema es que se avecinaba el último curso, donde tendría que dejar el trabajo para comenzar las prácticas y además hacer el trabajo de fin de grado.[ Una vez más la suerte se cruzó en mi camino.] En cuanto a las prácticas, yo quería hacerlas en el departamento de layout, pero en ese momento no estaban abiertas, así que me metieron en Texturizado de personajes. Al principio no me moló mucho la idea, pero luego le cogí el gusto y hasta me vino muy bien porque acabé texturizando los personajes del corto. Entré en cuarto teniendo gran parte de los assets modelados, pero los personajes se nos estaban atascando un poco, especialmente el rig. Ninguno en mi curso tenía la preparación suficiente para hacer un rig a la altura d elo que buscábamos y aunque tuvimos la asignatura de rig, los faciales eran un problema. Por suerte, pude contactar con los alumnos del máster de rig y tras mucho insistir, uno de ellos se me ofreció a echarme un cable. Cuando aceptó me llevé una alegría enorme, porque por fin los animadores podrían empezar.

Gran parte de los animadores venían del máster de animación, ya que, la propia universidad nos juntó para que saliésemos beneficiados por ambas partes: ellos tenían en su reel algo diferente al típico ejercicio de estudiante y nosotros teníamos planos, quid pro cuo. La sorpresa vino más tarde, el rigger se casaba y se iba de luna de miel. No me lo podía creer. Al principio pensé que se trataba de una broma ¿Quién se casa con 28 años hoy en día? Me parecía surrealista, pero lo acepté y tuve que buscar otra persona, pero ya había sido misión imposible antes, ahora no sería diferente. Lo único que se me ocurrió era pagar. En principio no podíamos hacerlo, pero fue medida desesperada porque los animadores tenían que empezar cuanto antes para que les diese tiempo a hacer el plano antes de terminar el máster. El problema era que ya no sabía a quien pedírselo, hasta que un día se me encendió la bombilla y pensé en alumnos que ya habían terminado la universidad y es aquí donde apareció Damián. Fue mi salvador y a día de hoy estoy profundamente agradecido porque apareció en el momento idóneo e hizo un buen trabajo. Por desgracia, Damián falleció hace unos pocos años y se llevó consigo una parte de nosotros. Era de esas personas que contagia buen rollo y siempre está dispuesta a ayudar. Son de esas cosas que uno no entiende.

Terminando cuarto sabíamos que aún nos quedaba un largo camino por delante. Además el fin de curso, junto al trabajo de fin de grado nos dejaba poco tiempo para el corto. Si a esto le sumamos tener que preparar la reel para Mundos Digitales, daba como resultado un avance muy lento. Calculo que para el último mes de universidad aún íbamos por el 50-60% del corto (y quizá estoy siendo un poco optimista). La alternativa que nos proponía la universidad era seguir trabajando durante el verano, dejándonos un aula para poder juntarnos y eso hicimos. Además, no era el único corto que se estaba haciendo y tener a más amigos allí lo hacía más llevadero. Así que eso hicimos (porque trabajar en casa con el calor que hacía tampoco era de buen agrado y allí teníamos aire acondicionado) y durante todo Junio conseguimos avanzar bastante e incluso tirar muchos renders, usando el aula como granja. Los alumnos del máster de animación también se quedaba allí animando nuestros planos y de vez en cuando se pasaban los profes para dar feedback, lo que ayudó a que el corto quedase notablemente mejor (mi agradecimiento a Christian Dan y Jesús Almela, quienes le pusieron mucho mimo a las notas y me ayudaron a dirigir mejor).

En Mundos Digitales ocurrió otro “problema” para el corto y es que me conseguí trabajo en la feria de empleo. En la entrevista me dijeron que querían que me incorporarse cuanto antes, pero sabía que necesitaba ese verano para terminar el corto, así que les pedí poder empezar en Septiembre aún a riesgo de perder la oportunidad si encontraban a otra persona dispuesta a moverse. Además, ese verano tenía que dar una formación de Maya a chavales de instituto en la U-tad para sacarme algo de dinero con el que tirar en verano. Os advierto desde ya, que no les hizo mucha gracia, pero finalmente aceptaron y en Septiembre empecé en B-Water Tenerife (sí, con mudanza incluida) como Junior Layout Artist para la primera temporada de Treasure Trekkers.

Así que ahora me tocaba dirigir a distancia, porque efectivamente, para final de verano aún había mucho camino que andar hasta empezar a ver el final. En Tenerife me tocaba seguir con el corto cuando terminaba el trabajo. Fueron también muchos los planes que tuve que sacrificar de salir a recorrer la isla por quedarme en casa y seguir avanzando en el corto, pero echando la mirada atrás me alegro mucho de haber tenido esa constancia porque creedme, no siempre era fácil resistirse 😅.

Estando allí, necesitaba alguien que llevase la organización del corto para que yo me encargase de dirigir y hacer el resto de tareas junto con Pablo, fue aquí donde Andy, se ofreció a ayudarme con la producción (y menos mal). Parece irónico pero estando a 2000km y trabajando conseguimos ser más organizados y rápidos, pero aún así me tocaba viajar mucho a Madrid para seguir en contacto con la universidad y con los alumnos. Además, como ya teníamos mucho material para enseñar mucha gente se nos unió tras publicar un tráiler y cada vez se veía más cerca el final. Sin embargo, el esfuerzo que estaba haciendo me estaba quemando y había días que llegaba a trabajar más de 14 horas (y no eran pocos).

Aunque el final se empezaba a vislumbrar como una pequeña isla en el horizonte, sabía que aún quedaba mucho y no podía continuar a ese ritmo, así que tuve que tomar una decisión que me dolió profundamente: dejar el trabajo. En B-Water había aprendido mucho y era un trabajo donde disfrutaba mucho del día a día, con compañeros increíbles y un proyecto que estaba muy bien para ser el primero, pero necesitaba tiempo. Como no podía permitirme vivir en Tenerife sin trabajo, decidí volverme a casa de mis padres, desde donde terminaría el corto.

Director Técnico
Pablo Aguilera

Storyboard
María Pareja

Diseño de personajes
Alex Relloso Horna

Guión de color
María Pareja, Paula Burdel Sánchez, José Pardo

Diseño del título
Antonio Francisco Ponce

Modelado de personajes
Paula Gutiérrez (Puli)

Modelado de escenarios
Álvaro Alía, David Alejandro Artunduaga Mosquera, David Guerra, Sara del Nacimiento, Jaime "Troiti" López, Leire Múgica Beristain, Rubén Sotomayor, Marcelo Medina Robles

Texturizado de personajes
Hugo Alberquilla, Jorge Sarria de Vicente

Texturizado de escenarios
Álvaro Alía, Miguel Galván, Leire Múgica Beristain

Rig

Damián Pérez Rodríguez, Luis de Campos, Juan Carlos Silla Teodoro, Adrián Bartolomé

Simulación de tejidos

Pablo Aguilera San Frutos

Efectos

Álvaro Alía, José Luis Mourelle Arévalo, Javier Toral

Pelo

Pablo Aguilera San Frutos

Layout

Jorge Sarria de Vicente

Animación

Irene Escuer Sanagustín, Itziar Beltrán de Guevara, Andrea Esteban Barrera, Pablo Aguilera San Frutos, Álvaro Carrasco, Beñat Peso Aldako, José M.Zarraga, Marta Rodríguez, Borja Pons, Sara Valdés, Marta del Valle, Jaime Mansilla Prados, Miriam Martínez de Bustos, Marta Díez Pastor

Animación de multitudes

Raquel Cano Esteban

Iluminación

Beatriz Gómez Sanz, Nieves Casado Vicente, Marta Rodríguez, Jorge Sarría de Vicente

Render

Pablo Aguilera San Frutos

Composición de render

Alejandro Rivas, Pablo Aguilera San Frutos, Alba Sánchez-Serrano González, Miren Enara Carrillo González, Jorge Sarría de Vicente

Motion Graphics

Marta Alcubilla Zumalabe

Matte Painting

Carlos Simón Díaz, Pablo Cortina, Miren Enara Carillo González, Pablo Aguilera San Frutos

Sonido

Julián Ocaña Corrales

Música

Rafael Hickey

Producción Académica

Gerardo Álvarez León

Producción

Andrea Esteban

Dirección y guión

Jorge Sarría de Vicente

Agradecimientos

Jorge Puertos Formigós, Víctor Moreno, Roberto Panigua, Christian Dan, Jesús Almela, Alejandro Atrio, David Míguez, Javier Peláez, Antonio Navarro, Fernando Casielles, Patricia Escribano, Rubén Sánchez Trigos, Marcos Martínez, Gonzalo Martín Sánchez, Gonzalo Rueda